El pasado 3 de enero se publicó en el Diario Oficial un proyecto de Norma Oficial Mexicana (el Proy-NOM-000-SAGARPA/SEMARNAT-2015), que establece los requisitos para los estudios de evaluación de riesgos para el medio ambiente, la salud y la sanidad, derivados de la liberación experimental de organismos genéticamente modificados.
De publicarse con su redacción actual, estaría omitiendo la experiencia en bioseguridad y análisis de riesgos que se ha generado en México desde 1988, particularmente con la creación del primer comité nacional de bioseguridad agrícola, la publicación de la NOM-056-FITO-1995 y las experiencias posteriores con el Anteproyecto de Norma Oficial Mexicana Nom-Fito/Ecol- 2002, entre otras.
En la NOM-056 se planteó explícitamente que la introducción de organismos transgénicos constituye un alto riesgo, debido a la gran diversidad de plantas y animales en el país, razón por la cual México es considerado a nivel mundial como un reservorio natural de especies. En el Anteproyecto Fito/Ecol-2002 se consideró que México cuenta con una importante diversidad de condiciones y sistemas agrícolas y ecológicos, y que aún persisten formas de agricultura tradicional, campesina y comunitaria. También se indicó que el país es centro de origen y de diversificación de diferentes cultivos, lo que obliga a proceder con especial responsabilidad y precaución cuando se tiene la intención de liberar al ambiente un organismo genéticamente modificado destinado al uso agrícola.
Sin embargo, estos fundamentos y experiencias son sustituidos en el nuevo proyecto de norma por considerandos de orden económico, que no necesariamente corresponden al derecho humano a un ambiente sano y a la protección de la biodiversidad en su conjunto.
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