* El grito «¡Vivas nos queremos!» predominó en las marchas; la CNDH sostuvo que los esfuerzos institucionales del Estado ‘‘no han sido suficientes’’ para erradicar la violencia de género y los feminicidios.
Ciudad de México, 9 de marzo de 2017. Miles de mujeres exigieron respeto, igualdad y un mundo sin violencia este 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer y del paro mundial convocado desde distintos países. En la Ciudad de México, las calles fueron escenario de consignas contra los feminicidios frente a un contexto regresivo para los derechos de las mujeres, como advirtieron diversas instancias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y en un momento en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida.
La marcha por la capital, a la que asistieron más de 10 mil personas de acuerdo con datos de las organizadoras, estuvo encabezada por las madres de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos y por familiares de víctimas de feminicidio, sobre todo del Estado de México y Ciudad Juárez. Durante la caminata, que se dirigió hacia el Hemiciclo a Juárez, las manifestantes gritaron proclamas y alzaron pancartas con diversos mensajes, entre los que destacaban “vivas nos queremos”, “Tiemblen los machistas, América Latina será toda feminista” y la consigna pronunciada por Estela Hernández, hija de la indígena hñähñú Jacinta Francisco: “Hasta que la dignidad se haga costumbre”.
El mismo día, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, advirtió que “en demasiados países existe un contraataque contra los derechos de las mujeres, una reacción que nos perjudica a todos, por lo que debemos permanecer en alerta, pues el avance de los últimos decenios es frágil”. Alertado por los altos índices de feminicidios que registran algunos países del continente americano, así como los ataques contra las mujeres lesbianas, bisexuales y, en particular, transexuales, advirtió que las medidas regresivas de algunos países tendrán efectos devastadores tales como mayor mortalidad materna, más embarazos no deseados, menos muchachas que concluyan los estudios y la repercusión económica derivada de la falta de integración de las mujeres en la fuerza laboral. Al Hussein reconoció, a su vez, la lucha en pro de los derechos humanos de millones de mujeres y el poder de transformación del movimiento feminista, aunque advirtió que el avance ha sido “lento y sumamente desigual”.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) remarcó la necesidad de “eliminar la discriminación y la violencia que se ejerce en contra de las mujeres, pues constituyen dos grandes barreras para el ejercicio pleno de sus derechos. Si bien se ha avanzado a través de leyes y políticas públicas, es necesario promover mayores acciones y garantizar que éstas sean efectivas’’.
Junto con las marchas, que se replicaron por todo el mundo, también se llevó a cabo el paro de mujeres en decenas de países. Las asistentes enfatizaron en destacar las voces contra el feminicidio así como el clamor contra el racismo, que afecta principalmente a las mujeres y la lesbofobia y transfobia, responsables de tantos crímenes de odio.