Con experimento que faltaba, José Torero termina por derrumbar la versión oficial sobre Ayotzinapa

*Imposible que se incinerase a los 43 normalistas como dice la teoría del caso de PGR. 

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Ciudad de México, 13 de septiembre de 2016. Un experimento conducido por el científico José Torero demostró en la práctica -reproduciendo el escenario del basurero de Cocula y utilizando cuerpos de cerdos- que es imposible que los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde el 26 de septiembre de 2014 hayan sido incinerados y reducidos a unas cuantas bolsas de cenizas con restos no identificables de la forma en que hasta hoy sostiene la versión oficial de la Procuraduría General de la República (PGR), de acuerdo con información de la prestigiada revista Science.

Aunque José Torero, en su calidad de perito independiente contratado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) -conformado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para supervisar la investigación- ya había realizado cálculos que concluyeron que era imposible la llamada «verdad oficial» sobre el caso Iguala, el gobierno decidió contratar a un grupo de personas entre las que se le incluyó para que comprobaran la posibilidad de la incineración hecha como habrían declarado los presuntos responsables del crimen. Aunque la Procuraduría pretendió presentarlo de otra forma, este grupo no pudo responder si fue o no posible la incineración de 43 estudiantes la noche del 26 septiembre de 2014, y sostuvo que: «Podemos establecer la hipótesis sobre las condiciones, cantidad de combustibles, tiempo y circunstancias necesarias para una quema masiva de 43 cuerpos, tal y como se indicó en las declaraciones de los detenidos por estos hechos. Sin embargo, solamente con una prueba a gran escala podrá confirmarse esta posibilidad».

El 8 de junio, la PGR solicitó una verificación experimental de la hipótesis. Torero, formado en la Universidad de Berkeley y profesor en la Universidad de Queensland, Santa Lucía, en Brisbane, Australia, asumió el reto y, asistido por una docena de estudiantes, realizó el experimento. Los estudiosos simularon las supuestas piras de Cocula en un terreno del campus de Gatton en su universidad. Utilizaron madera completamente seca, apilada de forma precisa, y dejaron de lado los neumáticos, que podrían haber reducido la eficiencia del fuego. Según Torero, la recreación experimental fue «el escenario ideal».

Science relata que el equipo incineró sistemáticamente cuerpos de cerdos y que incluso utilizando 630 kilos de madera para un único cerdo de 70 kilos, todavía se advirtió la presencia de un 10% de la carne del animal después de que el fuego se consumiera -en la «verdad histórica», de los 43 normalistas quedaron 8 bolsas de basura llenas solamente de cenizas y fragmentos de hueso, inútiles en su mayoría para la identificación por ADN . Por tanto, explica la revista científica, para incinerar 43 cuerpos de un tamaño similar se hubieran necesitado más de 27,000 kilogramos de madera, y aún en tal caso, tras el incendio habría subsistido cierta materia orgánica. Con este cálculo, incluso en el supuesto caso de que los tres integrantes del cartel que en teoría incineraron a los 43 normalistas hubieran sido capaces de conseguir toda esa madera, las intensas llamas deberían haber dejado marcas en el tronco de los árboles cercanos. Cuando José Torero visitó el basurero 10 meses después de las desapariciones, no observó ningún tipo de marcas.

El equipo de Torero también quemó hasta cuatro cuerpos de cerdos al mismo tiempo a fin de determinar si la grasa corporal podría haber servido como combustible para el fuego, facilitando la incineración total, pero lo que sucedió fue lo inverso: cada vez que se agregaba un cuerpo, la intensidad del fuego disminuía. Por lo tanto, para quemar 43 cuerpos juntos se hubiera necesitado una cantidad mucho mayor de madera que si se los hubiera quemado por separado. John Lentini, investigador independiente experto en materia de incendios de Islamorada, Florida, consultado por Science sobre el experimento, indicó que los cuerpos no son un buen combustibles pues tienen un gran porcentaje de agua.

En conferencia de prensa realizada el 09 de febrero de 2016, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que actúa como perito por parte de las víctimas, también dio a conocer su dictamen pericial integral sobre los indicios encontrados en el basurero de Cocula, tras más de un año de trabajo científico independiente. Los prestigiados estudiosos concluyeron que desde el punto de vista de evidencia física recolectada y analizada proveniente del Basurero, no es posible que los presuntos perpetradores hayan incinerado en ese lugar a los 43 jóvenes, pues no hay consistencia entre la evidencia física y la evidencia testimonial.

«Durante el otoño, Torero tiene pensado someter sus hallazgos a una revisión por parte de sus colegas. Entretanto, espera que sus experimentos alienten a los investigadores de este siniestro caso a dar un paso más allá de Cocula. Además, el investigador afirma que hay que dejar de buscar en el basurero porque ahí no se encuentra la verdad de los hechos», concluye la revista.