Hace unos días, un Tribunal Federal ha decidido que la PGR debe reparar el daño de manera integral a Teresa González, como antes lo había hecho respecto a Jacinta Francisco Marcial, mujeres indígenas que en 2006 fueron acusadas de secuestrar unos AFI. Ellas, junto con Alberta Alcántara, salieron libres e inocentes.
En abril de 2010, Galia García Palafox entrevistó en la cárcel a Alberta y Teresa. Le pedí que en unas palabras resumiera su historia para este espacio.
Alberta, Teresa y Jacinta llegaron al penal de San José el Alto, Querétaro, en junio de 2006, acusadas de secuestrar a seis agentes de la AFI.
Tres meses antes, un domingo de tianguis, Teresa González había ido con su marido Gabriel a atender su puesto de discos en Santiago Mexquititlán, Querétaro. Se acercó un hombre. Dijo ser agente de la AFI. Iba vestido de civil. Les anunció que su mercancía estaba decomisada, pero, contaba entonces Teresa, no quebró los discos como ella había visto en la televisión que sucedía en esta clase de operativos. Les dijo que los empacaran y los acomodaran en una caja. (Milenio)