Finalmente, justo en el límite del plazo constitucional para analizar la Ley Anticorrupción, las comisiones unidas del Congreso iniciarán este lunes el proyecto de dictamen de 827 que, por lo que anticipó la prensa este domingo, será una versión edulcorada. Un poquito se avanza, mucho permanece en la opacidad; no hay voluntad política de los políticos para ser transparentes, y prefieren que la transparencia sea discrecional. La corrupción es un problema creciente en la molestia de los mexicanos contra sus gobernantes, y a quienes se acusa –justa o injustamente– de ser los más corruptos, los políticos, siguen edificando barreras para que no pueda ser combatida con eficacia plena y blindando a quienes, dentro de su clase, mantienen y gustan de esa práctica putrefacta. No es porque sean insensibles al grito de las calles, sino porque son parte del mismo sistema de complicidades. Así las cosas no avanzarán.
Decir que se comportan cínicamente no es un juicio de valor, sino una descripción. Conocen con detalle la percepción de los mexicanos sobre la corrupción y lo que piensan de la clase política. Una tarjeta informativa en el Senado elaborada el 28 de abril pasado, les dio a todos sus miembros el panorama general del fenómeno que “es un lastre por los enormes costos económicos, políticos y sociales que ocasiona en los países que la padecen con mayor agudeza”. Torcidos hasta en los detalles menores, toda la información y las valoraciones fueron extraídas, sin citar la fuente original, del reporte “México: Anatomía de la Corrupción”, publicado hace un año por el Instituto Mexicano para la Competividad y el Centro de Investigación y Docencia Económica.
Pese a toda esta información que tiene la clase política, la Ley Anticorrupción no apostará a la transparencia ni al inicio de un proceso de sanación política y moral. Ese no es su tema, sino seguir en las prácticas endogámicas que los tienen con el desprestigio total. Si hay alguien que diga que las cosas no son así, y que tampoco es insensible al grito de las calles, que demuestren lo contrario. Este lunes tiene la oportunidad. (El Sur de Acapulco)