Se derrumbó la aprobación a Enrique Peña Nieto. ¿Estará ese hecho tras el sorprendente (aunque muy bienvenido) chubasco de disculpas hacia las víctimas?
El 13 de abril fue día de encuesta en Reforma. En abril de 2013, 78% de los líderes aprobaba a Peña Nieto; este mes sólo 22% tiene buena opinión del presidente. Perdió 56 puntos. La opinión en el exterior también está por los suelos. El Reputation Institute mide el prestigio de los países. En 2013 México estaba en el lugar 35; en 2015 cayó dos lugares. Para una de las corresponsales mexicanas en Washington, Dolia Estévez, Ayotzinapa y la Casa Blanca fueron el parteaguas en la imagen del presidente y México.
Abril ha sido extraño. Empezó con dureza oficial. El subsecretario de Relaciones Exteriores, Miguel Ruiz Cabañas declaró retadoramente, en la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que el «Estado mexicano [no es] el causante de la violencia, son las organizaciones criminales». Tesis esmirriada porque el Estado ha contribuido con entusiasmo y de múltiples formas a la gestación, nacimiento y consolidación del crimen organizado en México y porque las fuerzas de seguridad sí violan los derechos humanos.
El sexenio entra en su fase final. Un desastre mayor puede evitarse. Si en cuestión de derechos humanos piensan primero en las víctimas tendrán tiempo de levantar la revolcada imagen. (Reforma)