Casi al mismo tiempo que empezó a circular el informe anual sobre derechos humanos en el mundo del Departamento de Estado de Estados Unidos -en el que señala la participación de policías y Fuerzas Armadas en ejecuciones, torturas y desapariciones forzadas como uno de los «problemas más significativos» de México- se empezó a difundir, a través de las redes sociales, un perturbador video en el que se ve, de manera explícita, a una joven mujer sufriendo tortura a manos de una soldado de las Fuerzas Armadas, de un oficial del Ejército y de un tercer elemento enfundado en uniforme de la Policía Federal.
La crudeza del video ha sacudido a una buena parte de la sociedad mexicana que ha visto ahí, en directo, la tortura, el sufrimiento y los métodos de la barbarie utilizados por fuerzas policiacas y militares para sacar confesiones. «¿Quién es la pinche María…?» quedará grabado en la mente de miles que han visto esas imágenes. Hasta el momento, no sabemos quién es María, ni qué pasó con la joven torturada. Sin embargo, por ese video cruzan todos los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que hablan de una «grave crisis de derechos humanos»; el del Departamento de Estado que señala: «la impunidad, la corrupción y los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad fueron las principales violaciones de derechos humanos en México en 2015», y otros, también conocidos, que coinciden en colocar a México atravesando por una situación crítica en materia de derechos humanos.
En el video todo impacta: la tortura, el sufrimiento, los métodos de la barbarie. Sobrecoge, también, la imagen de la bandera nacional, cosida a la manga del uniforme de los torturadores. (Reforma)