Desde hace una década, organizaciones de derechos humanos y la hermana Leticia Gutiérrez Valderrama, directora general de Scalabrinianas Misión para Migrantes y Refugiados (SMR), advirtieron a las autoridades que las organizaciones criminales estaban asesinado, secuestrando, violando y torturando a extranjeros. Pero fue después de la primera masacre en San Fernando, Tamaulipas, cuando les creyeron.
Sin embargo, las violaciones a los derechos humanos de los migrantes no fueron atendidas, informó la misionera, pues las autoridades no se responsabilizaron y lo que hicieron fue deshacerse de los cuerpos porque eran como “una papa caliente que no querían tener”. A casi seis años de la primera masacre de San Fernando, la situación no ha cambiado, pues de sur a norte el narcotráfico controla los caminos del migrante, dentro y fuera de México. A eso se enfrentan los más de 400 mil centroamericanos que pasan por la República con la esperanza de llegar al norte, de acuerdo con estimaciones de organizaciones no gubernamentales.
“Para pasar hay que pagar, y en este país se paga a la autoridad de facto, que es el narcotráfico. Por más que nos quieran decir que el Presidente Enrique Peña Nieto o el Secretario de Gobernación [Miguel Ángel Osorio Chong] tienen el control de este país, eso es ridículo y los migrantes nos lo pueden dejar ver: nadie [que no cuente con documentación] puede cruzar por la frontera del norte si no contrata los servicios de los cárteles que operan en la franja controlando el tráfico de todo: armas, drogas, personas, mercancías, de todo”, dijo la hermana. (Sin Embargo)