Murillo confió demasiado en personas que le hicieron creer que podían resolver ese incidente -así lo calificaron- “sin mayor problema y en tiempo límite”, para lo cual le pidieron incluso sacar del tema a la misma SEIDO, que no estaba bajo su control. Esos personajes, que construyeron la “Verdad histórica” son: Tomás Zerón de Lucio, Mariana Benítez Tiburcio, Hugo Ruíz Reynaud y Abraham Eslava Arvizu.
Este grupo fue hegemónico en la PGR mientras Murillo fue Procurador, y a la cabeza de él esta la “todopoderosa” Subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales y hoy flamante diputada Mariana Benítez. Fue ella quien arropó a Hugo Ruíz Reynaud y Abraham Eslava Arvizu, ubicándolos en la estratégica Unidad de Lavado de Dinero de la SEIDO, área desde la cuál podían arraigar empresarios y congelar cuentas a su antojo, para después mediante presiones obtener jugosos porcentajes, todo en combinación con la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda a cargo de Alberto Bazbaz Sacal, el polémico ex procurador mexiquense del caso de la niña Paulette.
Existe incluso una circular oficial de aquella época en la que se autoriza al titular de la Unidad de Lavado a generar la incautación y en su caso liberación de cuentas sin que medie autorización del subprocurador de la SEIDO. Ese poder, otorgado por la subprocuradora Benítez, fue ejercido sin miramientos por Ruiz Reynauld y Eslava Arvízu, siempre con la “operación de inteligencia” incondicional de Tomás Zerón. (El Universal)