Hace unas semanas, por segunda vez la Sedena negó una solicitud de acceso a información que requería documentación relacionada con el adiestramiento de miembros del Batallón 102 en Estados Unidos.
Recordemos que el Batallón 102 saltó a la fama, o a la infamia, después de la masacre de Tlatlaya, donde 22 jóvenes perdieron la vida a manos de miembros de esta unidad de infantería. Un día después de la masacre del 30 de junio de 2014, la Sedena emitió un comunicado anunciando que 22 delincuentes murieron en un enfrentamiento en el que ningún elemento de las fuerzas armadas fue abatido. Gracias a las investigaciones de periodistas nacionales e internacionales y el gran valor de testigos que contaron que pasó esa noche, hoy sabemos que probablemente la mayoría de las víctimas fueron ejecutadas después de rendirse al ejército.
Al declarar la inexistencia de tales documentos, las oficinas de las fuerzas armadas intentan cerrar una investigación binacional que busca llevar a la luz pública no sólo los hechos de Tlatlaya, sino también el tema de la cooperación militar con el Pentágono. (Desinformemonos)