Un grupo de soldados en estado de ebriedad habrían detenido arbitrariamente a dos jóvenes y asesinado a uno de ellos, lo que despertó la indignación popular en Tlacotepec, al grado que el comandante de la 35 zona militar tuvo que acudir personalmente a dar explicaciones. El caso, al fuero militar.
Los hechos ocurrieron el viernes 12 de diciembre a las 8:30 de la noche. Juan Alberto Rodríguez Villa y su amigo Francisco Javier Martínez daban la vuelta en el poblado de Tlacotepec, en el municipio de Heliodoro Castillo. De pronto 15 soldados armados les cerraron el paso violentamente, por lo que los jóvenes, temerosos, trataron de huir. Corrieron hasta la casa de una conocida, Gloria Adame, a las afueras del poblado en donde trataron de esconderse, pero fue inútil. Los militares los vieron y entraron (sin orden judicial alguna) al domicilio donde comenzaron a golpearlos tanto a patadas como con sus armas. Una vez sometidos se los llevaron, no sin antes amenazar a la propietaria de la casa: “si dices algo te carga la chingada”.
Según el testimonio de Francisco al salir de ese domicilio fueron subidos a la hummer oficial, en donde mientras los golpeaban, les exigieron que entregaran “50 mil pesos para que no los mataran”. Como no pudieran reunir esa cantidad, los militares continuaron golpeándolos hasta que al final los llevaron a un sitio conocido como La Antena, ubicado a un kilometro de donde se dio la captura. Entonces los “lanzaron de una Hummer en movimiento, pero Juan Alberto ya estaba muerto por los golpes y patadas que le dieron”, recuerda el sobreviviente.
La misma noche de los hechos la noticia se esparció por Tlacotepec y se organizaron grupos de lugareños dispuestos a enfrentarse a los militares. A la una de la mañana se hicieron sonar las campanas del pueblo y se reunieron unos mil pobladores que escucharon la información. Mientras tanto los militares se embriagaban en una fonda junto con un teniente de apellido manzanares que afirmaba: “soy el que va a gobernar toda la sierra”.
A la mañana siguiente volvieron a sonar las campanas del Pueblo para convocar a una misa de cuerpo presente en la que el sacerdote pidió a los pobladores que no “se quedarán callados, porque todos en el reino de Dios tenemos el derecho a vivir”. Entre música de viento y una notoria indignación popular el cortejo se condujo al cementerio, donde la viuda expresó con indignación: “¿qué daño les hizo a esos perros malditos?”. Por su parte Don Daniel Nava Ávila, tío de la víctima, afirmó ”Si esa es la seguridad que pretenden darnos, la rechazamos”. Posteriormente él mismo llamaría a que los acompañasen al centro del pueblo ante la promesa del teniente coronel José Pedro Arciniega Gómez, de la zona militar 35 de acudir a dar información de la investigación. Sin embargo el militar no llegó, lo que despertó aún mayor indignación popular.
Ayer por la mañana, finalmente llegó a Tlacotepec el comandante de la 35 Zona Militar, Roberto de la Vega Díaz para informar al alcalde y a los familiares del finado que 11 efectivos del 50 batallón de infantería, incluido el responsable del mismo teniente José Manuel González Gómez, han sido detenidos para deslindar responsabilidades de la acusación en su contra. De la misma manera presentó otra versión de los hechos, según la cual las víctimas conducirían un vehículo robado, mismo que chocó durante la persecución, causando la muerte de Rodríguez Villa. Pidió a los familiares entregar toda la información al agente del Ministerio Público Militar Francisco Javier Martínez (curiosamente homónimo de una de las víctimas), que lo acompañó durante el encuentro con los familiares.