Ernesto López Portillo nos decía ayer que el gobierno está en una disyuntiva que no resuelve: o abre la puerta o no la abre, pero no la puede dejar entreabierta. La reflexión tiene que ver con el papel del Ejército. La disyuntiva es por la indefinición de la relación cívico-militar. La presencia del Ejército en las calles lleva a que la relación sea aún más compleja, nos dice Ernesto López Portillo. No es casual que hasta ahora el gobierno haya impedido que la CIDH tenga contacto con la Sedena.
Con todo y lo incómodo que pueda ser la investigación de la CIDH, sirve para abrir el caso y permite que una mirada externa reconocida revise, a detalle y en libertad, lo que sucedió la noche del 26 de septiembre.
El problema también anda entre nosotros mismos porque vivimos, no casualmente, en la desconfianza. Si bien la investigación de la PGR con el paso del tiempo ha provocado dudas y preguntas, éstas se han incrementado por provenir del gobierno. (Milenio)