La mañana del 22 de mayo de este año, la Comisión Nacional de Seguridad difundió que policías federales se enfrentaron con narcos del Cártel Jalisco Nueva Generación en el rancho El Sol, un predio de 112 hectáreas con casa, bodega y sembradíos, ubicado en Tanhuato, Michoacán. Informó que la batalla duró tres horas a partir de las 7 de la mañana, que los maleantes intentaron derribar el helicóptero Black Hawk de la corporación, pero que el entrenamiento y la superioridad numérica (dos a uno) de los policías resultó en que murieron 42 presuntos delincuentes y un agente. Ante la disparidad del saldo, las autoridades rechazaron que se haya tratado de una ejecución extrajudicial.
A dos meses de distancia, el Ministerio Público federal ha concluido los peritajes de ese episodio y contradice lo difundido por la Comisión Nacional de Seguridad y la Policía Federal: Más del 70% de las víctimas aparecen con el tiro de gracia en la nuca. Las necropsias arrojaron que incluso uno de los cadáveres no presentaba impacto de bala, y que habría sido matado a golpes. Se concluye que los cuerpos fueron movidos y las armas con las que fueron encontrados en realidad se las «sembraron», al grado que a varias de ellas les encajaron cargadores que no son del mismo modelo y no hubieran podido ser accionadas en combate.
Los 42 jóvenes muertos, de acuerdo con la indagatoria de la PGR, pertenecen al Cártel Jalisco Nueva Generación. 34 de ellos son originarios de Ocotlán, Jalisco, donde el 19 de marzo, dos meses antes de este episodio en Tanhuato, fue emboscado un comando de la Gendarmería Nacional -el flamante brazo de la Policía Federal- resultando cinco de sus elementos muertos. Se presume que lo de Tanhuato fue la venganza de la corporación contra quienes perpetraron aquel ataque. (El Universal)