El feminicidio en esta urbe fronteriza no es una leyenda que la sociedad civil inventó para destruir la imagen de la comunidad, tampoco es un fenómeno del pasado que ya se haya resuelto pese a dos décadas de discursos de buenas intenciones de las autoridades mexicanas.
Las jóvenes que han perdido la vida ante la inacción del Estado por protegerlas, no son números de expedientes, son personas a las que sus sueños les fueron arrebatados. Así lo hicieron saber a las autoridades judiciales de Chihuahua las madres de 11 jóvenes desaparecidas entre 2009 y 2010, en el centro de esta urbe, para ser explotadas sexualmente y cuyos restos fueron localizados en el Valle de Juárez.
Las madres en esta ocasión representan a los cientos de familias que han vivido el dolor por la desaparición de una hija. (Cimac)