Cientos de granaderos ingresaron a los lugares sagrados de la comunidad otomí de Xochicuautla, Estado de México, para resguardar la maquinaria que sigue arrasando con el bosque para dar paso a la autopista Toluca-Naucalpan. Tanto el gobierno municipal como la empresa que pertenece al Grupo Higa se empeñan en imponer la carretera a pesar de un amparo que suspendió las obras y declaró ilegítimo el cambio de uso de suelo por ser tierras comunales. (Desinformémonos)