* La investigación sobre el ataque no presenta ningún avance, lamentan activistas.
Ciudad de México, 25 de junio de 2015. Debido a las amenazas y hostigamiento posteriores al brutal ataque del 5 de junio, además de la falta de garantías de seguridad, uno de los estudiantes agredidos en Xalapa, Veracruz, decidió salir de México para salvaguardar su vida.
El ataque, perpetrado con bates, palos, machetes y armas largas por un grupo de personas vestidas de civil, encapuchadas y con chalecos estilo policial, se dio en un contexto de agresiones en el estado contra periodistas, líderes sociales y población estudiantil que se recrudeció desde el año 2011, explicó en días anteriores Julián Ramírez, de la Asociación Defensora de los Derechos Humanos “Decide”. El activista sostuvo que las golpizas, detenciones arbitrarias y siembra de evidencia son comunes en la actuación de las autoridades contra las personas que se manifiestan.
Los jóvenes sobrevivientes señalaron que solamente uno de los atacantes iba con el rostro descubierto; aunque no pudieron ver más detalles, identificaron que tenía un corte de pelo “estilo militar”. Condenaron la actuación de los elementos de la policía municipal que acudieron al llamado de auxilio, pues se limitaron a tomar fotografías y, después de hablar con personas vestidas de civil que llegaron al lugar de la agresión en un auto sin placas, se retiraron, dejando a los estudiantes gravemente heridos –con fracturas en brazos, mandíbula y cráneo, además de múltiples contusiones-, solos y en un estado de terror. Hatsa hoy no hay ni un solo avance en la indagatoria.
Luego de los sucesos, y de la impunidad en la que permanecen, uno de los jóvenes, estudiante de Pedagogía, se dio de baja de sus estudios universitarios para posteriormente exiliarse en un país no especificado.
Ramírez detalló que este ataque se enmarcó dentro de un proceso electoral “violento y militarizado”. Informó que el Instituto Nacional Electoral (INE) elaboró una “lista negra” de alrededor de tres decenas de personajes riesgosos para las elecciones –desde funcionarios de ese instituto hasta candidatos y defensores del ambiente. Los jóvenes explicaron, en entrevista con Animal Político, que consideran el ataque una suerte de venganza por su activismo.