Ni anclado al pasado ni a la nostalgia. El cantautor y guitarrista uruguayo Daniel Viglietti (Montevideo, 1939) se asume como hombre de memoria, un ser que cree en la renovación y en el futuro.
Para mí, hay vínculos de amor muy fuertes con México, por muchos momentos que he vivido, como la experiencia de la Cumbre Intergaláctica en Chiapas (organizada por los zapatistas), y también porque aquí tengo muchos seres queridos. Por eso este es un país que me duele. ¡Cómo no me va a doler todo lo ocurrido en este país, como Tlatelolco, Acteal, Atenco y ahora Ayotzinapa!
, enfatiza.
También hace manifiesta su determinación por no estar anclado al pasado ni a la nostalgia, aunque precisa que eso no implica dar la espalda a la memoria. Es algo que no borro, para nada. Hay mucha gente interesada en que el pasado nos aleccione para seguir adelante. Tenemos que trabajar contra la impunidad, una de las palabras claves en esta época que une a varias historias de diversos países; es un veneno letal, un cáncer de la sociedad
, explica.
Menciona al respecto la cuestión de los desaparecidos, la violación a los derechos humanos y las brutalidades que dejaron las dictaduras en Latinoamérica, así como la necesidad de no detener las búsquedas de los desaparecidos ni la exigencia de castigar a los responsables de cada gesto represor, de tortura o aniquilamiento. «Eso no es ni nostalgia ni melancolía. Es una exigencia de justicia y memoria, para que en el futuro no se reproduzcan esas situaciones, ni en Uruguay ni en ninguna otra parte del mundo». (La Jornada)