Valentina es una mujer indígena Me’phaa de Guerrero que hace 13 años inició una infatigable lucha por impedir la impunidad. Tenía 17 años cuando sufrió tortura sexual por parte de integrantes del Ejército mexicano, lo que la hizo desafiar la misoginia y el desprecio con el que muchas instituciones tratan a las mujeres indígenas. Después de agotar todas las opciones que da el sistema jurídico mexicano, sin encontrar los mínimos de justicia, Valentina acudió ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El 31 de agosto de 2010, -ocho años después de que sucedieron los hechos- la Corte Interamericana emitió una sentencia en la que condenó al Estado mexicano.
Hace poco más de un mes, el Pleno de la SCJN inició una discusión para determinar si podía fijar estándares para que el Poder Judicial mexicano juzgara casos de tortura sexual. El estudio que la Corte hizo del asunto surgió de una petición presentada en 2011 por la propia Valentina y por Inés Fernández Ortega, otra mujer que sufrió tortura sexual y en cuyo caso el Estado mexicano también fue condenado. Como máxima instancia en materia de justicia en el país, la Corte pudo generar pautas obligatorias para el resto de las y los jueces mexicanos. Pudieron cambiar –en sentido positivo y entre otras cosas- la forma en la que se valora el dicho de las víctimas de delitos sexuales. Sin embargo, borracho de tanto tecnicismo, finalmente la semana pasada el Poder Judicial se tropezó con sus propias reglas y no llegó a su cita con la justicia. La Suprema Corte –en votación dividida- se quedó muy corta frente al desafío que Valentina les presentó.
¿Quién es Valentina? Ayer diversos medios de comunicación retomaron la noticia de que la candidata a la presidencia muncipal de Acatepec, Guerrero, Valentina Rosendo Cantú, había renunciado por razones de seguridad. En México, la violencia estructural contra las mujeres tiene permiso. Por eso creo que es importante aclarar que no es la candidata que renuncia o la mujer que fue violada en 2002 como reportaron los medios. Valentina es una de muchísimas mujeres –Inés Fernández es otra- que han cambiado nuestra historia y le han abierto una herida al machismo y la misoginia institucionales de este país. (Aristegui Noticias)