La violencia sexual contra las mujeres está considerada como un método muy eficaz en la guerra moderna, implanta el miedo y propaga la población del agresor.
Este uso del cuerpo de la mujer como campo de batalla en Ruanda y Bosnia resultó crucial para que los tribunales penales internacionales comenzaran a juzgar la violación como un crimen contra la humanidad.
De los Balcanes a la República democrática del Congo, la violación de mujeres y niñas ha sido utilizada como arma de guerra habitual en los conflictos armados. “Una estrategia exitosa, como vimos, en Bosnia y Ruanda», afirma Joanne Sandler, ex Directora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, en este estremecedor documental, rodado a lo largo de tres años en diez países de África, Europa y América, y protagonizado por once mujeres víctimas de este brutal tipo de violencia. Una violencia que desintegra a la sociedad que la padece, que implanta el miedo, aniquila generaciones y destruye la dignidad de la mujer. (Artículo completo)