Para el obispo de Celaya, Benjamín Castillo Plascencia, el activismo del sacerdote Alejandro Solalinde lo muestra como un chicharronero. El titular de la diócesis celayense aseguró que Solalinde no acata los dictámenes de la Iglesia católica, no está en comunión con su obispo y es protagonista porque le gusta que lo sigan las cámaras televisivas. ¿Por qué hizo señalamientos tan excesivos? Castillo Plascencia reaccionó acremente contra Solalinde Guerra porque éste hizo ciertas afirmaciones sobre el autoritarismo prevaleciente históricamente en la Iglesia católica romana.
El esquematismo de Castillo Plascencia reduce todo a un afán mediático de Solalinde. Para nada refirió algo que es bien conocido por quienes conocen de cerca al sacerdote: su muy sencillo estilo de vida y congruencia entre ideas y acciones. Ni una palabra de las austeras condiciones diarias en que ha vivido Solalinde Guerra en Ixtepec, Oaxaca, compartiendo con migrantes centroamericanos su lacerante peregrinaje por la frontera sur de México.
La de Solalinde ha sido una de las principales voces para visibilizar la tragedia de los migrantes, los abusos que se perpetran contra ellos y ellas, los intereses que confluyen para traficar con seres humanos. (La Jornada)