A pesar de las especificidades del caso, Ayotzinapa revela un patrón. Ayotzinapa ya ocurrió y sigue ocurriendo para miles de familias en busca de un hijo perdido, una hija secuestrada, un padre que nadie encuentra. He allí el patrón perverso de desapariciones forzosas que nadie investiga, de autoridades federales y estatales que no inician investigaciones criminales, que no proveen justicia, que no ofrecen reparaciones a los familiares. El patrón perverso de la impunidad que genera incentivos para más raptos y más personas en riesgo. El patrón perverso derivado de la falta de mecanismos, protocolos y recursos para lidiar con un problema que ya no podemos ignorar. Documentado por Amnistía Internacional, por Human Rights Watch, por el Centro Prodh. Por tantos organismos más. Una historia de deudas y dudas, de criminales y cómplices, de corazones destrozados y muertos en vida, de gobiernos omisos y fosas descubiertas día tras día. (Reforma a través de El Siglo de Torrerón)