*México tiene el peor salario mínimo de la OCDE y uno de los peores de todo el planeta
México, DF, 6 de enero de 2015. El Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) se pronunció en contra de la maniobra de seguir congelando el salario mínimo. La continuación de esta política es una aberración económica, política y social, y sólo complicará el de por sí difícil escenario que vivimos los mexicanos y, especialmente, las y los trabajadores del campo y la ciudad más empobrecidos. Emprender una política consistente y decidida de recuperación del salario mínimo no sólo es viable y prudente, sino perentorio.
En una maniobra de mancuerna, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la cúpula del charrismo sindical y sus principales operadores (los partidos políticos, principalmente el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional, y los funcionarios de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos) han vuelto a atentar contra el mandato constitucional que establece que el salario mínimo deberá ser “suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”. Es evidente que el aumento anunciado (menos de tres pesos) es una continuación de la política de congelación del salario mínimo que no ha sido modificada independientemente de la fase en la que se encuentre el ciclo económico del país.
Los pretextos –que no argumentos, pues éstos deben ser racionales- son los de siempre: que el salario mínimo se sigue usando como unidad de cuenta para diversas leyes y ordenamientos (situación asegurada por la bancada panista en el Senado), y que se buscó un aumento “que no afecte las variables económicas, la productividad y la generación de empleos”. Estos pretextos se ven contundentemente contradichos por la realidad, empezando porque cualquier aumento (o no aumento) del salario mínimo afecta las variables económicas, pero esta vez para empeorarlas, pues se prevé que el escenario para el próximo año se caracterizará por la incertidumbre en el tipo de cambio, el bajo precio del barril de petróleo, la persistente inseguridad y violencia, y una grave crisis de legitimidad del sistema político.
El documento “Política de recuperación del salario mínimo en México y en el Distrito Federal. Propuesta para un acuerdo nacional”, preparado por una comisión de especialistas por encargo del Gobierno de la Ciudad de México, deja claro que: Es falso que “nadie percibe el salario mínimo, sólo se usa como referencia”, pues casi 7 millones de trabajadores (en mayor porcentaje mujeres) sobreviven con ese nivel de ingresos.
Que de 2008 a la fecha se han creado más empleos con ingresos de entre uno y tres salarios mínimos, a la vez que se han perdido empleos con percepciones de tres o más salarios mínimos. Que México tiene el peor salario mínimo de la OCDE y uno de los peores de todo el planeta.
Dicho documento también señala que la productividad laboral de nuestro país es la segunda de la región (sólo después de Chile, cuyo minisalario es tres veces el nuestro), pero nuestro minisalario es equivalente al de los países con menor productividad.
Asimismo, señala que es falso que una política activa de recuperación del salario mínimo generaría inflación o destruiría empleos. De hecho, dadas las condiciones de nuestra economía, esta política podría contribuir a la generación de empleos y al aumento en la productividad.