Las últimas movilizaciones masivas en el país volvieron a poner los reflectores del discurso oficial y de los medios de comunicación únicamente sobre “la solidaridad”. Recalcaban insistiendo: “la marcha fue en solidaridad con los 43 estudiantes desaparecidos”. Y pareciera que de pronto creen que a fuerza de repetir ideas se borran la totalidad de las causas de la agitación política de una nación. ¿De verdad tienen un enfoque tan desenfocado de las razones por las que las marchas—a pesar de toda la política del miedo—, se nutren de cientos de grupos diversos, provocando ríos de miles en las calles? No se trata sólo de la indignación humana ante la crueldad, ni de la incompetencia rampante de la que ha hecho gala el gobierno federal para resolver el caso. La reducción es tramposa. Fundar/SinEmbargo