Por Olivia Vázquez Herrera
México, DF, 19 de noviembre. En el contexto del quinto aniversario de la revista digital Desinformémonos, periodistas y comunicadores expusieron sus puntos de vista respecto al trabajo periodístico, tanto nacional como internacional, que se ha generado en torno a la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, el pasado 27 de septiembre, en la ciudad de Iguala, Guerrero.
Román Hernández Rivas, coordinador de Comunicación del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, declaró que en los casos de graves violaciones a derechos humanos, el periodismo juega un papel muy importante, sin embargo, revictimizar a las y los afectados, puede traer repercusiones negativas. La cobertura sobre la desaparición de los 43 estudiantes, no ha sido la excepción, manifestó.
La revictimización, explicó Hernández Rivas, “consiste en sugerir la responsabilidad de la o las víctimas en los hechos, (en el caso de Ayotzinapa) hemos visto muchas notas que dan cuenta de ello”, tal como ocurrió en algunos trabajos periodísticos en donde se pretendía ligar a los jóvenes con el crimen organizado, versión que fue sostenida incluso por las autoridades mexicanas, o cuando se sugirió que las escuelas normales rurales formaban guerrilleros y tenían “bastiones” en diversos estados.
“Otro de los componentes es el someter a preguntas constantes sobre los hechos a quien ha sido víctima de violaciones a sus derechos humanos”, lo que puede causar alteraciones en las personas y llevarlas a tener una sensación de vulnerabilidad, precisó. El integrante de Tlachinollan dijo que incluso, a más de un mes de los ataques contra los jóvenes, aún había periodistas que pedían a los padres y los propios estudiantes, relatar los hechos una y otra vez.
Asimismo, Román Hernández denunció que ciertos periodistas han revictimizado a las familias y a los normalistas “trastocando excesivamente su vida cotidiana”, queriendo entrar incluso a las casas de los jóvenes desaparecidos. Por ello, el coordinador de Comunicación de Tlachinollan destacó la importancia del periodismo de contexto o de investigación, en casos como el de Ayotzinapa, donde se puede prescindir de entrevistar las familias y a los estudiantes, y aun así generar un buen trabajo.
En este sentido, la periodista Gloria Muñoz Ramírez, directora de Desinformémonos y columnista de La Jornada, celebró el trabajo que los medios independientes y libres han hecho en torno al caso, pues, aunque se ha dicho que las y los periodistas deben ser imparciales, el periodismo “de abajo” es totalmente parcial, “pues sabemos de qué lado estamos, del lado de Ayotzinapa (…) por eso desde el periodismo también tenemos que contar hasta 43 y exigir justicia”, añadió.
Por su parte, la periodista Marcela Turati señaló que el caso es paradigmático, ya que se trata de la desaparición forzada de jóvenes estudiantes que buscan ser maestros en sus comunidades, y porque, además, la orden provino directamente de una autoridad. De igual forma, la fundadora de Periodistas de a pie y colaboradora de Proceso relató las dificultades que le ha generado cubrir en Iguala, pues la ciudad está llena de vigilantes que siguen y toman fotografías de las y los periodistas, por lo que recomendó hacer equipo.
Ayotzinapa vista desde el periodismo internacional
Frédéric Saliba, corresponsal en México del diario francés Le Monde, señaló a las y los asistentes que el caso de a desaparición forzada de los 43 normalistas es un tipo de violencia a la que no están acostumbrados las y los lectores en Europa, por lo que resultó “devastador para un México que quería dar una cara moderna al mundo”, pues ha quedado claro que además de haber pasado del Mexican Moment al Mexican Murder, se evidenció el desprecio del presidente hacia el pueblo mexicano, y que en nuestro país existe un “narco-Estado” real.
Sin embargo, el periodista francés resaltó la importancia de la sociedad civil en la cobertura del caso, pues ésta “ha evolucionado más que sus élites” y ha demostrado su capacidad de informar verazmente a sus connacionales, con el fin de cambiar al sistema en que el país se encuentra inmerso. Finalmente, precisó que viene una “segunda etapa en el caso de Ayotzinapa”, pues ya es tiempo de analizar los hechos y comprenderlos para poder escribir sobre ellos.