A más de un mes de los condenables acontecimientos en el municipio de Iguala, somos testigos de un México profundamente indignado. Y es que ningún acto de barbarie ocurrido en los últimos años había generado tantas protestas a niveles nacional e internacional, mismas que conforme pasa el tiempo sin conocer el paradero de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, se organizan y extienden sus acciones a escala global para presionar a las autoridades por resultados. La Jornada