«A los compañeros los acribillaron dentro del autobús. Ya no salieron. Y cuando nos estábamos yendo, vimos cómo los estaban subiendo a las patrullas con las manos en la cabeza. No se llevaron a más porque ya no cabían en las camionetas», Uriel Alonso Solís, estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, que fue testigo de la muerte y desaparición forzada de sus compañeros. La Jornada