Uno de los saldos del retorno príista a Los Pinos es la reanudación del activismo en el sistema de Naciones Unidas. De esta manera la esquizofrenia del Estado mexicano se profundiza, pues hoy más que nunca se pregona afuera, incluso se compromete, sin ninguna referencia a lo que pasa en el ámbito interno. El espejo de los pueblos indígenas ofrece un retrato fiel; basta leer las declaraciones emitidas recientemente en la compartición del EZLN con el Congreso Nacional Indígena para dar cuenta de la política de criminalización y despojo que no guarda relación alguna con los derechos y principios que discursivamente se promueven en la ONU. La Jornada