«Si el campesino se defiende, malo, y si no lo hace lo matan los del crimen organizado. Los campesinos guerrerenses necesitamos trabajo, inversiones y seguridad», dijeron en Guerrero.
En el campo de Guerrero no hay miedo, sino pánico, y ejemplo de ello es el abandono de más de 60 comunidades en la sierra, Tierra Caliente y Costa Grande. La Jornada