Es difícil creer que solamente hayan transcurrido 18 meses desde la toma de posesión del actual Presidente, quien, en lugar de dignificar al Estado y conquistar la legitimidad social, recurre al populismo más vil y las amenazas más cobardes.
La intensidad de las batallas sociales, las traiciones políticas, la crisis económica, el bombardeo mediático y la violencia de Estado han desgastado la figura presidencial y cansado a la sociedad. Cada día se multiplican las muestras de indignación y de lucha ciudadana… John M. Ackerman/La Jornada