«La gente ya decidió no regresar porque allá seguramente van a encontrar algo malo; mejor, dejar el pueblo y conservar la vida», dice Eduardo Macedo Jaimes, comisario de la comunidad Santa María Sur en Guerrero.
Alrededor de 100 personas, entre mujeres, niños, ancianos y hombres de los pueblos vecinos de Santa María y El Barroso, del municipio de San Miguel Totolapan, no quieren hablar de la tragedia que los orilló a salirse de sus pueblos para evitar ser agredidos por la delincuencia. Eduardo dice con resignación: «Allá en nuestros pueblos dejamos hasta nuestras gallinas». Reforma