Para el ciudadano común, la ley es un formulismo o una amenaza, y los trámites y las obligaciones que prescribe, una monserga. Quien haya vivido en un país verdaderamente democrático sabe que el Estado de derecho es condición para la vida civilizada. En México vivimos en un estado de chueco. Se dice que en México no hay cultura de respeto a la ley. Esto es esencialmente cierto, el pueblo no está acostumbrado a respetar la ley, por el simple hecho de que quienes la imponen son los primeros en falsificarla, torcerla o violarla… José Agustín Ortiz Pinchetti|La Jornada