La reaparición y despedida pública del subcomandante Marcos marca el fin de una época en la lucha zapatista. Durante poco más de 20 años el personaje ha sido un actor central de la escena pública nacional. A un tiempo querido y odiado, admirado y vilipendiado, su paso por la política mexicana ha provocado las más enconadas pasiones. Hoy, ese protagonismo llega a su fin. Por su voz no hablará más el EZLN. Luis Hernández Navarro/La Jornada