Desde el noroeste de México sin fronteras, colectivos, organizaciones y movimientos de las Californias (Mexicali, Ensenada, Tijuana, San Diego, Los Ángeles y Oakland) y decenas de alumnos de la escuelita zapatista residentes en esas latitudes binacionales apuntan significativamente: “No es casual que las bandas paramilitares dirijan sus ataques de odio y destrucción contra las escuelas autónomas zapatistas, contra la salud autónoma, contra los trabajos colectivos autónomos, contra la vida de nuestros maestros y maestras zapatistas de la libertad”. La Jornada