- Considera injusta su condena a 21 años y exige su libertad “de inmediato y sin condiciones”
- Sólo hay ochenta prisioneros de conciencia en el mundo; en México, además de Jacinta, Raúl Hernández de la OPIM en Guerrero
El día de hoy Amnistía Internacional (AI) ha adoptado a Doña Jacinta Francisco Marcial como prisionera de conciencia, según anunció la organización desde su oficina en Londres. De igual manera se realizó una conferencia de prensa en la que la sección mexicana de la organización hizo el anuncio oficial y los familiares y defensores de Jacinta tuvieron oportunidad de hablar un poco sobre las implicaciones que ha tenido para su entorno el hecho de haber sido encarcelada y sentenciada de manera injusta por un delito que ni siquiera existió. AI resaltó el hecho de que Jacinta “está encarcelada debido únicamente a su situación social marginal de mujer indígena, pobre y con limitado acceso a la justicia”.
Como recordarán nuestros lectores, Jacinta es una indígena ñha-ñhú de Santiago Mexquititlán, Querétaro, que se encuentra encarcelada en el Centro de Readaptación de San José El Alto desde julio de 2006. Rupert Knox, investigador de Amnistía Internacional sobre México, señaló que “el caso de Jacinta es un escándalo. Es una farsa de administración de justicia y un claro ejemplo de la justicia de segunda clase que suelen recibir en México las poblaciones indígenas”. En alusión a las fallas del sistema de justicia que implica fue enfático al afirmar que “lo que le ha ocurrido a Jacinta demuestra el uso indebido que se está haciendo del sistema de justicia mexicano para procesar sin las debidas garantías a las personas más vulnerables –ha añadido Rupert Knox–. Se ha ido contra ella debido a su etnia, a su género y a su condición social”. Amnistía emitió al respecto un comunicado e invitó a la sociedad en general a involucrarse en el caso a través de una ciberacción.
Cabe recordar que la definición de prisionero de conciencia es la raíz del movimiento internacional de Amnistía Internacional que surgió en el año de 1961 cuando su fundador Peter Benenson publicó el texto “Los presos olvidados” en donde hablaba de la gravedad de la situación de muchas personas en el mundo que estaban prisioneros por motivos políticos o religiosos. Sin embargo es importante destacar que el nombramiento de alguien como prisionero de conciencia no es un proceso sencillo, pues al implicar un apoyo por parte de la red de activistas de AI en todo el mundo, se realiza una investigación a fondo de cada caso que es respaldada por la sede central e la organización en Londres. Hoy día en el mundo sólo hay cerca de 80 prisioneros de conciencia, mientras que en nuestro país sólo hay dos. Una de ellas es Jacinta y el otro es Raúl Hernández, indígena también y miembro de la OPIM inculpado en el asesinato de un informante militar.