Ayer se nombró como titular del Instituto Nacional de Migración (INM) a Ardelio Vargas Fosado. Anteriormente, había fungido como titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla, y antes prestó sus servicios en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y en la Policía Federal Preventiva.
Ante ello, el sacerdote Alejandro Solalinde calificó como “una bofetada” para Centroamérica y para defensores de los derechos humanos.
“La designación de un policía implica el mensaje de que en el país los derechos humanos pasan a segundo término y se privilegia la seguridad y la obediencia de Estados Unidos. Hay que quedar bien con ellos”, puntualizó el coordinador del albergue “Hermanos en el camino”.