Dolor de entraña.

Razones por las que ellas son quienes buscan

¿Por qué son ellas quienes buscan?

0
tienen que ver con los roles tradicionales de la mujer como cuidadora y del hombre como proveedor económico.
0
señalan que la mujer es el único miembro de la familia que materialmente puede hacerlo porque no hay nadie más.
0
consideran que los hombres se desesperan o resignan rápido.
0
tienen que ver con no exponer al peligro a otros miembros de la familia.
0
son que los hombres están demasiado afectados por la desaparición.

Ellas –madres, esposas, hermanas, hijas, cuñadas– son la mayoría en las marchas, en la confrontación o la interlocución con funcionarios, en las brigadas de búsqueda en terreno, en las reuniones. Y sin embargo, la preponderancia de su papel es invisibilizada fuera de sus círculos. Los titulares de la prensa hablan habitualmente de familias. “Familiares de desaparecidos se reúnen con gobernador”; “Marchan familias de desaparecidos”. Quizá la única excepción es el 10 de mayo, cuando se realiza la marcha de madres de personas desaparecidas; o en las caravanas de madres de personas migrantes desaparecidas.

“Sí, la mayoría somos mujeres, sobre todo son mamás”, asegura Rosa Neris, buscadora de Sinaloa, cuñada del desaparecido Daniel Zavala Martínez. En su colectivo hay solamente tres parejas que buscan a sus hijos o hijas. En el colectivo de Jocelyn Orgen Calderón, quien busca a su padre en Puebla, “hay hombres también, pero son las mujeres las que están al pie”. Esta es la regla entre quienes entrevistamos: en 8 de 9 casos, la mayoría o la totalidad de quienes integran sus organizaciones son mujeres.

La excepción en este grupo de nueve entrevistas es el caso Tierra Blanca.

Por su relación con la persona que buscan, seis de las entrevistadas son madres y, el resto, hermanas, hijas o con otro parentesco.

En consecuencia, a pesar de que muchas de las tareas que se realizan en los colectivos podrían ser tradicionalmente atribuidas a los hombres (reuniones con autoridades y largas jornadas de trabajo en terreno, por ejemplo),en las organizaciones de familias son las mujeres quienes ejecutan estos trabajos.

La explicación, para ellas, es clara: son las cuidadoras. Primero, en la familia. Ahora, en el espacio público. Ocho de las nueve entrevistadas han esgrimido razones que tienen que ver con la división tradicional de los roles de género para explicar esto.

“Mi esposo prácticamente se ha dedicado a trabajar y a ser el sustento de la casa, y yo todo lo demás. Así he estado yo siempre, en el rol con los niños. Y creo que sigue igual porque soy yo la que está buscando”, razona Virginia Garay, que busca a su hijo de 19 años desaparecido en Tepic, Nayarit.

A veces, la ausencia de hombres en la familia lleva a que sean ellas quienes busquen. En 6 casos, explicaron que la mujer era el único miembro de la familia que materialmente podía hacerlo, ya fuera por ser viuda, porque el resto de la familia se desplazó, porque los hombres están ausentes del núcleo familiar o porque ella no tiene una familia aparte –es decir, no tiene pareja.

Sin embargo, al indagar más en los casos en los que sí existen varios familiares que podrían realizar la búsqueda, las razones por rol tradicional de género se vuelven a hacer presentes. En la mayoría de las ideas esgrimidas, además de la idea de la mujer como cuidadora, se menciona que ellas poseen un impulso único que las lleva a la búsqueda a cualquier coste, especialmente quienes son madres.

Neris lo resume así: “Una madre trae ese dolor de entraña, esa herida que no va a cerrar hasta encontrarlos como estén. Inclusive hay mamás que se han separado de sus esposos porque no las apoyan en la búsqueda”.

Sin embargo, las mujeres no ven este papel como una limitación, sino como un acto de amor y como una oportunidad para desplegar un potencial que se les niega en otras áreas de la vida. Jocelyn Orgen, cabeza de familia con dos niñas y un niño, considera que “la búsqueda es la máxima expresión de nuestra capacidad y de lo salvajes que podemos ser para encontrar a un familiar”.

En el mismo tenor, las mujeres también mencionan que decidieron realizar ellas la búsqueda para proteger a otros miembros de la familia, principalmente a los hijos e hijas restantes, o en el caso de las abuelas, a los nietos y nietas.

En contraste, a los hombres se les adjudica el papel de proveedores, justificado en que se necesitan recursos económicos para la familia ya que la mujer está en la búsqueda. El padre de Michelle Quevedo inició la búsqueda de su hijo junto con su esposa, pero pasado un tiempo los recursos económicos se agotaron y él tuvo que reconstruir el negocio que había perdido. Michelle y su mamá están de lleno en el colectivo. “Él sí se entera de la investigación y todo, pero no se mete tanto como nosotras pues porque alguien tiene que trabajar”, explica. “Yo estoy dedicada a esto. Si traigo también a mi esposo también todo el día, ¿quién va a trabajar? ¿Qué le voy a dar de comer a mis otros hijos?”, agrega Virginia Garay.

¿Puede ser también que los hombres sean menos sensibles? Aunque algunas de las mujeres creen que los hombres son “un poquito más duros”, María Herrera, madre de cuatro hijos desaparecidos, llama a no juzgarlos con dureza y profundiza más en la explicación que abarca, de nuevo, una característica basada en el género:

“El hecho de que sienten, sienten. Pero se desesperan más rápido de ver todo lo de las autoridades. Ellos andan con un coraje infinito. A mi esposo, a los seis meses que pasó lo de mis hijos, le dio un infarto y ahí quedó. Y han muerto más padres que madres; han muerto de impotencia, de coraje, con ese dolor que les inculcan desde niños que deben aguantarse. Yo no los juzgo porque sé que sufren”, concede.

Para Evangelina Contreras, michoacana que busca a su hija Tania, precisamente esto es una razón por la cual los hombres prefieren irse a trabajar que encargarse del caso: “A veces el hombre es un poquito más conformista, a veces se da por vencido y dice: a lo mejor están muertos, ya para qué los busco. Se cansan y dicen que tienen que trabajar”.

Para Mercedes Ruiz, cuyo hijo fue desaparecido en Michoacán, la división de mujeres buscando y hombres trabajando se debe a meros prejuicios. Sin embargo, sí existen hombres que buscan a sus seres queridos, en su mayoría a sus hijos o hijas. Las mujeres recuerdan con especial cariño a don Nepo (Nepomuceno Moreno, rostro emblemático del movimiento, quien fue asesinado el noviembre de 2011). De acuerdo con lo que Mercedes ha observado, los varones que acompañan las búsquedas son más religiosos o “tienen alguna influencia que los hace verse de distinta manera” al estereotipo.

Una excepción en el grupo de entrevistas es el caso Tierra Blanca, en el que los padres tuvieron un rol protagonista.