Derechos Humanos / Arnoldo Kraus, en El Universal. La relevancia y vigencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se encuentra evidenciada en aquellos que «no tienen», aquellos a los que no les ha llegado la dicha de la modernidad. Mientras que los pobres sean mayoría, es inmoral hablar de derechos universales. Habría que decir con Saramago que, aún en el siglo XXI, los derechos constituyen una utopía.

Contra una mayor concentración monopólica/ Miguel Concha, en La Jornada. ¿Le conviene al país que existan monopolios empresariales? ¿Cuáles son las desventajas de la fusión de Iusacell-Televisa? ¿Qué derechos se ven lesionados en la sociedad mexicana? Estos son los planteamientos que están en la base del presente artículo, que trata de un tema actual con relevancia para el futuro, pues mañana se decidirá si se permite la unión de las dos televisoras que históricamente han conformado el duopolio en México. Las irregularidades están a la vista: ¿impunidad contra derechos?

El militar y sus esclavas, ¿ya la SIEDO? / Lydia Cacho en El Universal. De nuevo, Lydia Cacho nos regala un gesto de una enorme calidad humana con esta denuncia que presenta junto con Lorena Martins, hija del proxeneta y represor Raúl Martins Coggiola.

Nuevos liderazgos / Ana Laura Magaloni, en Reforma. Juan Silva Meza, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Arturo Saldivar, Presidente de la Primera Sala, han coincidido en discursos recientes en renovar las estructuras para la justicia en general, de manera que se amplíe la cultura jurídica de protección y defensa de los derechos humanos.

Sobre guerra y verdad / Carlos Fazio, en La Jornada. La guerra que vivimos tiene un transfondo cultural e histórico. Habría que vislumbrar nuevas hipótesis; por ejemplo, pensar la «guerra» de Calderón como negocio, como una guerra capitalista por territorios y recursos geoestratégicos que implica, entre otras cosas, destrucción y reconstrucción.

Instrucciones para salvar a México / Lydia Cacho en El Universal. «Sólo algunos (…) defienden esa forma de poder monolítica vertical y excluyente que somete con miedo y esclaviza incitando a la normalización de la corrupción y la intolerancia a la diversidad»; la inmensa mayoría son los «derechohumanistas», aquellos que luchan sin cesar en los sufrimientos que se han vuelto cotidianos.