Este aniversario de Pasta de Conchos será diferente a los 18 previos. En esta ocasión, las familias llegan a esta fecha con la certidumbre de que siempre tuvieron razón, pues en  2024 se pudieron rescatar los restos  de 11 mineros, de acuerdo con reportes oficiales, y se logró la identificación de tres de los trabajadores.

Este 19 de febrero se conmemora el 19 aniversario del siniestro en la mina Pasta de Conchos, en la región carbonífera de Coahuila, una tragedia que ocurrió derivada de la negligencia y la colusión del poder económico con el poder político, que nunca atendieron los reportes previos de fallas de seguridad, por lo que fallecieron 65 mineros y quedaron atrapados los cuerpos de 63 de ellos.

Este aniversario será diferente a los 18 previos. En esta ocasión, las familias llegan a esta fecha con la certidumbre de que siempre tuvieron razón, pues en  2024 se pudieron rescatar los restos  de 11 mineros, de acuerdo con reportes oficiales, y se logró la identificación de tres de los trabajadores.

Durante tres sexenioslos distintos gobiernos federales sostuvieron que la recuperación de los cuerpos era imposible e incluso llegaron al extremo de blindar esa negativa a abrir la mina con estudios pseudocientíficos. No obstante, las y los familiares de los mineros no cejaron en su exigencia de #RescateYa. Año con año, acompañadas por organizaciones como Familia Pasta de Conchos —encabezada a su vez por Cristina Auerbach, reconocida defensora de derechos humanos —, exigieron que el rescate de los cuerpos se llevara a cabo. Durante todos estos años, marcharon en las calles; presentaron centenas de recursos legales; sembraron un antimonumento sobre avenida Reforma, frente a la Bolsa Mexicana de Valores; realizaron múltiples actos simbólicos; sostuvieron múltiples reuniones con autoridades locales y federales, y llevaron su caso incluso ante instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con el apoyo de Centro Prodh.

En 2018, como candidato a la Presidencia de la República, el expresidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió con las familias a impulsar los trabajos; fue durante su sexenio que se promulgó un decreto acompañado de un fideicomiso que permitan continuar las labores de rescate, lo cual representa una obra de grandes proporciones y significativa complejidad, que hoy continúa bajo el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum. En este tramo final, la Secretaría del Trabajo ha realizado una eficiente labor de coordinación de diversas instituciones que finalmente ha dado resultados: los restos de 11 mineros que han sido recuperados.

Este acto de justicia debe ponderarse poniendo en el centro la perspectiva de las víctimas. Sobre todo en un país donde las polarizaciones y los maximalismos a veces nublan la vista. Y es que para los familiares, la recuperación de las osamentas de sus seres queridos tras casi dos décadas de lucha, no es menor: es un logro inmenso, que permite por fin poder cerrar un duelo pospuesto dada la imposibilidad de inhumarles. Su sensación es la de la dignidad recuperada. Así lo expresó la hija de uno de los mineros recientemente recuperados, quien escribió: “Esa sensación de ausencia larga, mi corazón entristece… la batalla se dio, se alza la voz, rescate, verdad y justicia… hoy llegó el día de platicar: ¿cómo fue tu jornada? Fue larga, dices… minero de gran historia, dejaste tu huella en el carbón… ahí quedó tu silueta para siempre…”.

Más ampliamente, la materialización de la recuperación de los cuerpos confirma que Pasta de Conchos es uno de los ejemplos más nítidos de lo que implica la captura corporativa del aparato gubernamental. En el caso, la empresa implicada en el siniestro logró durante más de una década que el Estado se pusiera al servicio de sus intereses y no al servicio de los derechos de las víctimas, impidiendo que se trabajara en el rescate.

Al tiempo que se reconoce el avance, hay que señalar que aún es mucho lo que falta. Los trabajos de rescate deben continuar hasta que sean recuperados todos los cuerpos, siempre en constante diálogo y comunicación con las familias. Las garantías de no repetición deben ser adoptadas: accidentes recientes como el ocurrido en la mina “El Pinabete”  —donde venturosamente también se acaba de lograr el rescate de la última víctima — nos muestran que aún se necesita una presencia más robusta del Estado en sus capacidades de inspección y prevención de la siniestralidad en la minería del carbón, lo que no se logrará sólo con la transferencia de recursos mediante programas sociales sino mediante la reconstrucción del rol de garante que está llamado a desempeñar el Estado, sobre todo en las fuentes de trabajo más peligrosas. Queda pendiente también que la empresa se haga responsable de lo que le corresponde y se garantice justicia para las familias a la luz de lo que el rescate está mostrando.

Este 19 aniversario coincide también con la cosecha de otro fruto obtenido por la lucha de estas valerosas familias: gracias a que impugnaron ante la justicia federal una absurda decisión de la lamentable CNDH actual, lograron revertir la decisión de la deteriorada institución ombudsman de opacar, mediante un injustificado testado de todas las recomendaciones emitidas por el órgano entre 1990 y 2015 hasta hacerlas ilegibles, decisión oportunamente reportada por medios como Animal Político. Hoy, gracias a esta lucha jurídica acompañada por el Centro Prodh y Artículo 19, de nuevo el archivo de recomendaciones es público.

Las viudas, hijas y demás familiares de los mineros de Pasta de Conchos siempre tuvieron razón. El rescate siempre fue posible. Aunque una y otra vez las descalificaron por su insistencia y aunque no faltó incluso quien con indolencia pusiera en duda su cordura por la forma en que se aferraban a la exigencia de recuperación de los cuerpos, ellas no dejaron de insistir en lo que ahora sabemos siempre fue factible. Por ello, que hoy ocurra el rescate nos recuerda, también, que en sus luchas dignas y concretas, no sujetas a coyunturas políticas ni a plazos sexenales o componendas, las víctimas suelen anunciar verdades que, aunque no sean escuchadas en el presente, son semilla de un futuro diferente basado en la dignidad, para todos y todas.

Publicado originalmente el día 18 de febrero del 2025, en «La lucha cotidiana de los derechos humanos».