Javier Barajas y María del Tránsito Piña, cuya hija fue desaparecida y encontrada en una de las fosas más grandes de la región y cuyo hijo fue asesinado posteriormente por sus labores de búsqueda, quienes han sido desplazados de su hogar por las amenazas y riesgos que han enfrentado, recibieron un premio internacional por su labor en la defensa de los derechos humanos en México.
Hace unos días, la organización internacional Front Line Defenders (FLD), dedicada a visibilizar la situación de las y los defensores de derechos humanos en riesgo en todo el mundo, otorgó su reconocimiento anual a una familia de Guanajuato, emblemática de la violencia que lastima al país y de la resiliencia de las familias de las personas desaparecidas.
Publicado originalmente el día 31 de mayo de 2022, en «La lucha cotidiana de los derechos humanos».
Se trata de Javier Barajas y María del Tránsito Piña, padre y madre de Javier y Guadalupe Barajas Piña.
“Los profes” —reconocidos así por su comunidad debido a que han dedicado su vida a la docencia— son originarios de Salvatierra, Guanajuato. Ahí han padecido en carne propia la cruel realidad que viven actualmente las familias de más de 100 mil personas desaparecidas.
El 29 de febrero de 2020 fue desaparecida su hija Guadalupe Barajas Piña. Desde entonces, la familia concentró todas sus energías en su búsqueda. En febrero de 2021, en una de las fosas clandestinas más grandes encontradas en el país, fue encontrado el cuerpo de la joven profesora junto con los de otras 80 personas. Interpelado por esta experiencia del horror, Javier hijo decidió que continuaría buscando a otras personas desaparecidas de la entidad. Pero el 29 de mayo de 2021, la violencia golpeó nuevamente a la familia: Javier, hermano de Guadalupe, quien ya trabajaba en la Comisión Estatal de Búsqueda, fue asesinado en represalia a su labor como buscador.
Después de vivir los estragos de la violencia y de tener que desplazarse por las amenazas recibidas en su contra, con una fortaleza inquebrantable y una capacidad de resiliencia inaudita, “los profes” poco a poco retomaron en sus manos la exigencia de justicia —aún pendiente— por los crímenes cometidos contra su hija y su hijo, con el acompañamiento del Centro Prodh y Serapaz; también empezaron a apoyar poco a poco a otras familias que buscan a sus desaparecidas y desaparecidos.
Por ello, el pasado 27 de mayo, Front Line Defenders (FLD) les entregó el premio anual para la región de las Américas, reconociendo su labor en la promoción y protección de los derechos humanos de familiares y colectivos de búsqueda en Guanajuato y en todo México.
“Tengo miedo a morirme (…) esto no lo hago por valiente sino por dolor, el mío y el de tantas personas. Todas y todos merecen verdad y justicia claras”, dijo el profesor Javier durante la entrega del reconocimiento.
La finalidad del premio, de acuerdo con FLD, es que la atención internacional se centre en el trabajo de las y los defensores, y que esto contribuya a fortalecer su seguridad que no les ha sido garantizada. El galardón es —ante todo— un recordatorio de que, como ellos, miles de familias se han movilizado y organizado colectivamente para la búsqueda de sus desaparecidos y desaparecidas.
Por eso este reconocimiento es también un llamado a las autoridades estatales y federales para que por fin concreten una verdadera Política Nacional para Prevenir y Erradicar las Desapariciones, como lo recomendó el Comité de la ONU especializado en esta cuestión. Y más específicamente, es un esfuerzo para visibilizar más la grave situación de Guanajuato. En la entidad actualmente se contabilizan 2 mil 686 personas desaparecidas. La mayoría de esas desapariciones (cerca del 55%) ocurrieron en los últimos años y los municipios de Salvatierra y Acámbaro se encuentran entre los 10 municipios con mayor número de hallazgos de fosas clandestinas; ahí se recuperaron 309 cuerpos. Frente a esta realidad han surgido en la entidad más de 14 colectivos y una vigorosa articulación de la sociedad civil en la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato. La entrega del galardón conferido por Front Line es un reconocimiento también a su labor, así como un recordatorio de que muchos de estos familiares y activistas enfrentan, hasta el día de hoy, riesgos similares a los que enfrentan Javier y María del Tránsito.
En ese sentido, la ocasión es propicia para recalcar de nuevo que la atención internacional sigue sobre México ante la continuidad de la crisis de desapariciones —que suma ya 100,000 personas desaparecidas— y ante la incapacidad del Estado para revertir la violencia. El galardón de FLD se suma, así, al saludo del Papa a las madres que buscan y al llamado que hiciera el Secretario General de la ONU a adoptar urgentemente cartas en el asunto.
Como ha sucedido en otros casos de búsqueda de justicia y verdad, el amor por sus hijos ha llevado a Javier y María del Tránsito a tocar todas las puertas e incluso cruzar mares para contarle al mundo su historia y con ello incrementar la exigencia de justicia sobre las autoridades mexicanas, pero también para convocar a la sociedad a unirse con empatía a los esfuerzos de las familias que buscan a sus seres queridos.
Como lo refirieron en su discurso:
“(…) este reconocimiento nos anima a seguir en este camino para que nadie pase por lo que nosotros pasamos y podamos tener la libertad de vivir en paz, hasta encontrarles y hasta que la dignidad se haga costumbre”.