Ciudad de México a 30 de mayo de 2018.- El día de hoy, diversos medios de comunicación informaron sobre la publicación de una nueva investigación científica que pone en evidencia la imposibilidad científica de la hipótesis oficial sobre el destino de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos en Iguala el 26 de septiembre de 2014.
Al respecto, es relevante tener en cuenta las siguientes consideraciones:
1. La hipótesis oficial se basó desde el comienzo, fundamentalmente, en testimonios y declaraciones. De acuerdo con estos, entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014, habría existido una pira humana a cielo abierto en el basurero de Cocula, que habría durado al menos 16 horas, en la que los cuerpos de los estudiantes habrían sido quemados hasta ser reducidos a cenizas. Respecto de estos testimonios, instancias como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) -designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)- y la propia Oficina en México de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) han mostrado tanto sus inconsistencias como la evidencia de que fueron obtenidas mediante tortura.
2. Aunque PGR aludió públicamente a una supuesta pira humana a cielo abierto en el basurero de Cocula a partir de noviembre de 2014, en términos estrictamente periciales, la hipótesis oficial se basa en dos dictámenes en materia de incendios. El primero, fechado el 15 de enero de 2015, de folios 80002, 83278, y 88350, fue firmado por los peritos de la Procuraduría General de la República (PGR), Ing. Marcos Soto Villalobos y Moisés Moreno Gallegos. El segundo, fechado el 17 de marzo de 2016, de folio 9331, fue realizado por los peritos de PGR el Ing. Marcos Soto Villalobos y el Lic. Francisco Javier Piliado Velasco. En estos dictámenes donde se afirma que en el Basurero de Cocula existió un incendio con la capacidad de reducir a cenizas 43 cuerpos humanos. Dichos dictámenes, lamentablemente, no están siendo en la actualidad analizados por un Juez, ni lo serán en el futuro cercano, dado que no hacen parte de las acusaciones presentadas hasta hoy por PGR; es decir, no han sido judicializados porque las acusaciones presentadas afirman que los estudiantes están secuestrados y no postulan una tesis específica sobre su destino final.
3. Para analizar los dictámenes oficiales, el GIEI pidió un peritaje al Dr. José Luis Torero, presentado en el Informe del GIEI se septiembre de 2015, quien concluyó entre otras cosas que eran deficientes y que la evidencia no sugería que en el basurero de Cocula hubiese existido un fuego, con las características de una pira humana a cielo abierto, capaz de reducir a cenizas 43 cuerpos humanos.
4. Posteriormente, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), presentó en febrero de 2016 un Dictamen Pericial Integral sobre los Indicios encontrados en el Basurero de Cocula, elaborado por un equipo interdisciplinario de 26 peritos, que también concluyó la imposibilidad científica de la llamada “Verdad Histórica”.
5. Enseguida, durante el segundo mandato del GIEI, se conformó un Panel de Especialistas en Fuego para profundizar el análisis. El 31 de marzo de 2016, uno de los integrantes de este panel, el Dr. Ricardo Damián Torres, anunció junto con PGR en una conferencia de prensa lo que a su juicio eran las primeras conclusiones del panel. Consecuentemente, presentó en el expediente un documento, firmado sólo por él -de cuatro cuartillas de contenido, quitando la carátula y la bibliografía-, que no descartaba la posibilidad de que en el basurero de Cocula hubiese existido un fuego como el reportado por PGR. En su momento, el GIEI señaló las irregularidades de este proceder y la mala fe de PGR. Al margen de esto, importa aquí destacar que el documento de Ricardo Damián Torres, reconocía la ausencia de estudios en la bibliografía sobre incendios que permitieran entender la dinámica de una pira humana de grandes dimensiones a cielo abierto, señalando que: “Al día de hoy, no existen datos experimentales sobre la incineración de múltiples cuerpos en un solo evento bajo estas condiciones”, recalcando la ausencia de elementos para proyectar o predecir “los combustibles requeridos para mantener la combustión necesaria”. El documento también señaló: “Podemos tener la hipótesis de que de acuerdo a las condiciones, cantidad de combustible, tiempo y circunstancias necesarias para la quema masiva de 43 cuerpos como se señaló en las declaraciones, pero únicamente una prueba a gran escala puede confirmar o desacreditar cualquier hipótesis desarrollada. Los factores aún desconocidos son qué condiciones de incendio sería necesarias para lograr la destrucción de un total de 43 cuerpos en un período de 16 horas”. En este sentido, recomendaba continuar la investigación científica, incluyendo: “1. Determinar la energía necesaria para quemar un cuerpo humano y su resultado (No hay información precisa en fuentes bibliográficas relacionado a esto). 2. Determinar la cantidad mínima de combustible de madera en el basurero de Cocula que puede mantener un incendio con suficiente flujo térmico para incinerar un cuerpo (Necesitamos evaluar las condiciones térmicas de flama e incandescencia de un incendio grande con ramas de árboles)”. No obstante, ninguna otra investigación o experimentación oficia o académica se había hecho hasta el momento.
Precisamente, para colmar esta laguna de conocimiento, un grupo de 23 especialistas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Queensland, en Australia, condujo una serie de experimentos en las que reprodujeron en seis ocasiones piras a cielo abierto, empleando cuerpos de cerdos dado que las características de este animal se asemejan a un cuerpo humano. El equipo estuvo encabezado por el Dr. Luis Yerman Martínez y contó con la participación de Dr. José Luis Torero. Los resultados de esos experimentos se presentaron, en formato de investigación académica, en la revista internacional arbitrada Fire Safety Journal, una de las publicaciones especializadas en investigación de fuego más acreditadas a nivel mundial y la revista oficial de la Asociación Internacional de la Ciencias de Prevención de Incendios.
Entre los principales hallazgos de esta investigación, destacan los siguientes, con subrayado y subtítulos en negritas fuera del original:
• «La degradación de los cuerpos debe correlacionarse con la dinámica del incendio para completar una investigación forense. La solidez de la correlación entre el nivel de destrucción de un cuerpo y la eficiencia de combustión, la intensidad y la duración de los posibles incendios se tiene que demostrar para inferir la validez de una hipótesis de cremación» (p. 63).
• Sobre la información cuantitativa que proporciona el estudio: «Mientras que la información sobre las diferentes formas de cremación parece dominar en la literatura, ninguna de esta información proporciona datos cuantitativos sobre la cantidad de combustible necesario para la destrucción completa de un cuerpo usando una pira al aire libre, la duración de la combustión necesaria, el efecto de la interacción de múltiples cuerpos y la producción neta de energía de un cuerpo bajo diferentes niveles de exposición. El presente estudio se realizó para proporcionar datos adecuados que permitan inferir la interacción entre un cuerpo y el combustible durante el proceso de pira abierta» (p. 63 – 64).
• «La combustión al aire libre, donde todo el combustible se coloca horizontalmente, no es eficiente, sino que se encuentra en el otro extremo de la eficiencia. El suministro de combustible y aire es complejo e ineficiente» (p. 64).
• «Las piras crematorias se han estudiado utilizando reconstrucciones que siguen prácticas tradicionales. Los estudios muestran que las temperaturas en el núcleo de una pira pueden superar las 800 °C durante varias horas. Sin embargo, grandes cantidades de combustible son necesarias para mantener el proceso de cremación hasta que se destruya la mayor parte de la materia orgánica. Según McKinley, el diseño ideal de una pira de cremación mejora la eficiencia de la combustión, por lo que solo se necesitan 700-900 kg de madera para que los huesos queden libres de residuos orgánicos. Si la pira es más pequeña que el cuerpo, entonces el aire frío no permitirá la cremación de las extremidades del cuerpo. Por lo tanto, las dimensiones habituales de una superficie de pira son alrededor de 2,5 m. x 1.5m. La duración típica para el consumo total de la carga de combustible es de aproximadamente 6-7 h, permitiendo 6 o 7 horas adicionales durante las cuales el cadáver se deja consumir por las brasas» (p. 64).
• Sobre la imposibilidad de que la combustión de un cuerpo sea autosostenible: “Una conclusión importante es que el balance energético neto de un cuerpo es positivo con calores exotérmicos de combustión promedio del orden de 17 MJ/kg y para grasas corporales de 39.8 MJ/kg. Esto ha llevado comúnmente a la conclusión de que una vez que las grasas se liberan, la combustión de un cuerpo puede ser autosostenible […Pero…] el logro de la destrucción completa de la materia orgánica no solo está relacionado con la exotermicidad del cuerpo, sino que es principalmente un problema de extinción relacionado con la retroalimentación neta del calor al combustible” (p. 64).
• Sobre la relación entre el número de animales y las mejores condiciones para el fuego: «[U]n aumento en el número de animales no tiene un efecto positivo en el lecho de la pira, incluso en condiciones mejoradas para su quema. La quema en esta prueba se caracteriza por pequeñas llamas y, por lo tanto, bajas temperaturas […] Por lo tanto, se puede concluir que aumentar el número de animales no tiene un efecto positivo en el lecho de la pira en esta relación F / A = 5 [Combustible / Masa corporal del animal], incluso si los animales son más pequeños» (p. 69 – 70).
• «Esta es una conclusión importante porque sugiere que, para esta relación F / A [Combustible / Masa corporal del animal], para establecer la cantidad mínima de combustible requerida para la incineración de múltiples cadáveres de animales, no es necesario realizar experimentos con más animales. La mínima cantidad de combustible requerida será la necesaria para un solo animal porque las interacciones de cuerpo con cuerpo de los animales son perjudiciales para el fuego» (p.70).
• Sobre la imposibilidad de la quema autosostenible de múltiples cuerpos: «Esta observación es importante porque verifica que incluso si se expone al calor durante mucho tiempo, cuando se incinera en piras abiertas, la eficiencia del intercambio de calor entre las llamas y la fuente de combustible es tal que los cadáveres de los animales no pueden sostener la combustión en ausencia de calentamiento externo suficiente. […] La combustión autosostenible no es solo una función del calor de combustión sino también del balance de calor neto en la superficie de la piel». (p. 72)
• Las conclusiones del artículo (p. 72-73) son:
“1. A medida que el suministro de calor neto a la superficie del animal disminuye, la combustión soportada por la degradación de los cadáveres de animales cesa debido a la extinción de llama asociada con la generación reducida de gases combustibles.
2. Un mínimo de nueve veces el peso del cuerpo en madera seca es necesario para lograr la destrucción casi completa de toda la materia orgánica (<10%) cuando la pira se deja desatendida (es decir que no se alimenta de combustible).
3. En condiciones ideales (cuerpos más pequeños y alimentación continua de combustible) es necesario un mínimo de 5 veces el peso del cuerpo en madera seca para lograr la destrucción casi completa de toda la materia orgánica (<10%).
4. Para todas las condiciones estudiadas, la presencia del cuerpo siempre dará como resultado un debilitamiento del fuego, pero no afectará significativamente la estructura de las llamas. Solo si la cantidad de combustible es muy pequeña (F / A = 2), entonces el efecto disipador de calor asociado al cuerpo, reducirá el tamaño del fuego a un punto donde ocurre la extinción de la llama.
5. Las interacciones entre cuerpo y cuerpo de los animales con la pira resultan en un impacto endotérmico (que absorbe energía en forma de calor) más fuerte del cuerpo con el lecho de la pira, por lo que es menos eficiente quemar una multitud de cadáveres que una carcasa individual.
6. La quema autosostenible de cadáveres de animales en una configuración de pira abierta no es posible. Energía significativa proveniente de la madera siempre es necesaria para evitar la extinción del fuego.
Todas las estimaciones proporcionadas en las conclusiones anteriores son conservadoras dado que, en todos los casos estudiados, todavía quedaba materia orgánica importante en todos los animales incinerados”.
En suma, el artículo publicado por el equipo del Dr. Yerman en la revista arbitrada internacional Fire Safety Journal, colma las lagunas de conocimiento aceptadas incluso por el panel de especialistas de fuego de la PGR y vuelve a evidenciar la imposibilidad científica de la hipótesis oficial de la PGR en el caso Ayotzinapa, aportando elementos técnicos sobre las condiciones que habría requerido una pira a cielo abierto para reducir a cenizas, sin dejar rastros de materia orgánica, 43 cuerpos humanos. Se trata en consecuencia, de la primera prueba a gran escala posterior a los estudios iniciales.
Una vez más, instancias técnicas acreditadas a nivel global muestran que en el caso Ayotzinapa, la verdad no ha sido hasta ahora esclarecida. Esta investigación confirma, por tanto, que la investigación no puede cerrarse.