A una década de la llamada «Guerra contra el narcotráfico» los resultados no han sido los esperados ni en el combate a la violencia, ni en la reducción de la criminalidad, ni en el fortalecimiento de nuestras instituciones policiales y de justicia.
El fracaso de las políticas de seguridad del Estado mexicano no ha pasado desapercibido para las instancias internacionales de derechos humanos quienes han recomendado a México transitar de un modelo militar a un modelo de seguridad civil.
Llamar a debatir el modelo de seguridad simplemente es defender las bases constitucionales de nuestra democracia.