AUTOR: César Martínez
FUENTE: Reforma
FECHA: 15 de enero de 2017
Los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) recibieron de la entonces Procuradora Arely Gómez una declaración de Gildardo López Astudillo, alias «El Gil» y vinculado con la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, diferente a la que él mismo dio a abogados en una plática informal.
Este episodio es relatado por Carlos Beristain en su libro «El tiempo de Ayotzianapa» y en un adelanto proporcionado a REFORMA destaca que el presunto criminal tenía signos de tortura.
Beristain indica en un capítulo del libro que López Astudillo, señalado como miembro de Guerreros Unidos y quien dio la orden de desaparecer a los estudiantes, declaró primero ante el fiscal y después habló informalmente con un abogado de los familiares de los estudiantes, plática que presenciaron atrás de un espejo dos de los padres y un miembro del GIEI.
«El abogado le preguntó si lo habían torturado, agachó la cabeza, asintió y se mostró dispuesto a colaborar si se le ofrecían condiciones. Pero no se reconocía como miembro de Guerreros Unidos y señaló no saber nada de los chavos», se lee en una parte del libro titulada «El Gil».
Dos semanas después sostuvieron una reunión con la Procuradora, quien les dio detalles de la detención de López Astudillo que no coincidían con lo que ellos sabían.
«Entre sus manos (la Procuradora) tiene su declaración, que gentilmente nos ofrece. La leemos cruzando líneas y párrafos para darnos cuenta de que es otra. Está dada el mismo día de la primera, pero pocas horas después, en concreto ocho», indica en el libro.
En esa declaración «El Gil» afirma algo que ningún detenido había mencionado y sólo se le había escuchado a Tomás Zerón: que los jóvenes fueron separados en dos grupos, a unos los llevaron al basurero de Cocula y a otros «los hicieron agua» por el rancho Tijeritas, aunque no explica qué significa eso.
Beristain, médico español que participó en comisiones de la verdad de Perú y Ecuador, se muestra sorprendido de que «El Gil» asegurara también, sin ningún motivo, que no se trafica heroína usando autobuses, la cual es la principal teoría del GIEI para explicar el ataque del 26 de septiembre de 2014.
Revela que la pareja de «El Gil» también fue detenida por unas horas y que recibieron detalles de cómo fue torturado el presunto criminal, además de que el informe médico de la propia PGR indica que llegó a la SEIDO con un tímpano roto y la otra oreja enrojecida.
«Esta lesión es típica de una tortura a la que los torturadores le pusieron ‘el teléfono’, que consiste en dar golpes fuertes en los oídos con las palmas de las manos abiertas», señala el libro que presentará el martes.