Este documento se actualizó y se convirtió en «La magnitud de la crisis de derechos humanos en México».
La desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, en septiembre de 2014, ha provocado una exigencia nacional e internacional no solamente de verdad y justicia, sino para que el caso sea un punto de inflexión en la situación de derechos humanos en México, al entenderlo como la expresión más cruenta de una crisis de graves violaciones, corrupción e impunidad que prevalece en el país.
De igual manera, la muerte de 22 civiles a manos de elementos militares en Tlatlaya, Estado de México –la mayoría, comprobadas como ejecuciones extrajudiciales–, da cuenta de prácticas denunciadas desde hace años en relación al modo de actuar de las Fuerzas Armadas, las cuales desempeñan funciones policiales en México.
Incluso cuando celebramos la liberación de un preso de conciencia –como fue el caso de Ángel Amílcar Colón Quevedo, nombrado así por Amnistía Internacional y quien recuperó su libertad en octubre de 2014 tras más de cinco años de injusto encarcelamiento– es imposible no recordar que lo excepcional de su caso fue su liberación, no el hecho de haber sido arbitrariamente detenido y torturado por las fuerzas de seguridad policiales y militares, que le fabricaron delitos.
Esperamos que compartir dicha información ayude a entender la situación que vive México en materia de derechos humanos y seguridad ciudadana, incluyendo algunos de los problemas estructurales que dieron lugar a los casos que han conmovido a la población nacional e internacional en meses recientes.
Finalmente, recordamos que el presente informe no se debe entender como una mera denuncia, sino como un aporte en el marco de una serie de recomendaciones concretas que impulsamos actualmente, en conjunto con otras organizaciones de la sociedad civil, que buscan transformar la realidad descrita en estas páginas.