Programa: Detrás de la Noticia
Grupo Radio Fórmula
Martes, 2 de julio de 2013
Ricardo Rocha (RR), conductor: En la palabra de nuestros colaboradores, José Rosario Marroquín, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez. Mi querido José Rosario, ¿como éstas? Muy buenos días.
José Rosario Marroquín (JRM), director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez: Ricardo, muy buenos días, qué gusto saludarte.
RR: Entiendo que hoy te refieres a la tortura, a propósito del Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, que se conmemoró el 26 de junio; específicamente el caso de Israel Arzate, detenido injustamente por la masacre en Villas de Salvárcar, aquella ejecución multitudinaria de jóvenes que estaban en una fiesta.
JRM: Exacto, tiene que ver precisamente con la conmemoración del 26 de junio pasado de este día y trayendo a colación el caso precisamente de Israel Arzate como un caso que ejemplifica precisamente el uso de la tortura en México.
Y es que hoy en México la tortura, entendida como cualquier acto que provoca sufrimientos físicos o mentales a una persona, continúa siendo usada principalmente como un medio de investigación, aunque también como medio de sometimiento o de intimidación y por medio de esta práctica se violenta además muy gravemente la personalidad de la persona torturada. Es decir, se intenta anular su dignidad como ser humano, sobre todo porque, como en el caso de Israel Arzate, no solamente se emplea la tortura contra él, sino que además se quiere hacer partícipe a la sociedad de todo este, de toda esta serie de elementos por las cuales se pretende presentarle a él como un ser, digamos, degradado, como un ser que ha cometido los peores actos y que, por lo tanto, merecería los peores castigos aquí mismo.
La tortura existe también porque hay un contexto social y político que la hace posible, en nuestro caso por la escasa capacidad de investigación de las instituciones y porque, ante delitos de alto impacto, muchas veces se requiere presentar resultados inmediatos, aun cuando no se tengan todos los elementos, y pues la tortura es un medio a modo para que una persona, una vez anulada su personalidad, se declare culpable de todo aquello de lo que se le quiera presentar como responsable.
También existe la tortura para generar precisamente esta impresión de que se avanza en investigaciones sobre delitos que impactan fuertemente a la sociedad y también en ocasiones se le ha empleado la tortura para inhibir a quien representa un obstáculo.
Esto habrá que entenderlo en México en el contexto de una política de seguridad basada en la confrontación y que hasta la fecha ha mostrado su ineficiencia. Nada más por citar algunos datos: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de 2000 a 2012 ha registrado un total de 193 quejas, aunque esto no es, digamos, exhaustivo y no representa la totalidad de hechos de tortura en el país porque no tenemos un registro unificado y porque no sabemos con exactitud qué es lo que sucede en cada uno de los estados de la República y porque además muchas veces las denuncias por tortura son clasificadas como delitos menores, como, por ejemplo, abusos de autoridad y con este número, 193 quejas de 2000 a 2012 según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, contrasta el hecho de que desde enero de 2002, según la Procuraduría General de la República, sólo ha habido dos sentencias condenatorias por tortura y no ha habido investigaciones a pesar de que ya hay sentencias de la Corte Interamericana, por ejemplo en el caso de Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, ordenan realizar las investigaciones por tortura.
Y lo mismo sucede en este caso ya mencionado de Israel Arzate, que aunque fue torturado por elementos del Ejército Mexicano una vez que ocurrió su detención en febrero de 2010, y a pesar de que las autoridades del estado de Chihuahua también, según consta en algunos documentos, permitieron que él mismo fuera sustraído de las instalaciones carcelarias del estado de Chihuahua para ir nuevamente a las instalaciones militares donde fue torturado, pues no se ha avanzado en la investigación por tortura a pesar de que la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió una recomendación para investigar estos hechos y a pesar de que, una vez que se le practicaron los exámenes médicos y psicológicos existentes para determinar la tortura, dieron resultados positivos.
Entonces la conmemoración, este 26 de junio pasado, del Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de Tortura constituyó y sigue constituyendo un recordatorio para elevar nuestra voz a favor de la dignidad de toda las personas que hoy están siendo vulneradas en el contexto de esta política de seguridad aplicada, pero de una manera que ha resultado ineficiente y es también, considero, una oportunidad para que la sociedad reaccione contra el miedo, contra el silencio y contra el quiebre de todos estos vínculos comunitarios a causa, ocasionados por la tortura.
Porque la tortura podría pensarse que es obra de algunos individuos malvados, anormales, pero no es tal cosa, sino más bien un fenómeno, en el caso mexicano, un fenómeno institucionalizado, que corroe a toda la sociedad y que incluso en casos de violencia extrema, como el de la masacre en Villas de Salvárcar, pues provoca una polarización que antes que contribuir a realizar justicia para todas las víctimas, contribuye principalmente a seguir vulnerando la dignidad de muchas personas.
RR: Estaremos, como siempre, con este espacio abierto, lo sabes, José Rosario, sobre todo para estos temas tan sensibles y que deben ser ya desterrados de una vez por todas y para siempre.
JRM: Sí, Ricardo, muchas gracias, como siempre, agradezco este espacio que nos proporcionas.
RR: Bien, gracias, estamos al habla, gracias, José Rosario Marroquín.
JRM: Hasta luego.
RR: Gracias, es director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.