BAJO LA LUPA | Violencias en Guanajuato: las fosas, por Fabrizio Lorusso

La crisis forense y humanitaria ha suscitado formas de resistencia de los colectivos de familiares y grupos solidarios quienes, al adoptar y adaptar desde abajo prácticas organizativas, legales y forenses, han desafiado la legitimidad y los conocimientos de las autoridades y los peritos. Son cada vez más las mamás que buscan a sus hijos y a todas las personas desaparecidas: al hacerlo, se vuelven defensoras de los derechos humanos, constructoras de paz y reserva moral del país.

Así, paulatinamente han generado cierto cambio en las instituciones, al cuestionar desde el campo, la experiencia y la esperanza el poder-saber estatal de cuño jurídico y forense sobre las desapariciones, las búsquedas, las investigaciones y las fosas.

El 28 de octubre Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNB), y Héctor Díaz Esquerra, de la Comisión Estatal de Búsqueda guanajuatense (CEBP), anunciaron un inédito hallazgo de fosas clandestinas en el estado: 59 cuerpos de hombres, mujeres y adolescentes en 52 fosas en el barrio de San Juan en Salvatierra.

Por la inseguridad las familias están participando en búsquedas con el rostro cubierto y, en ocasiones, con chaleco antibalas, extremando precauciones. El miedo había paralizado por muchos años a la población local, pues apenas hace un año se crearon varios colectivos a raíz de esta oleada de violencia: No buscamos a culpables, sólo paz y dar con el paradero de nuestro familiar, expusieron en un comunicado.

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