BAJO LA LUPA | Más allá de los impactos ambientales, por Magdalena Gómez

l llamado Tren Maya, supuestamente aprobado en una consulta, ha sido sujeto a licitaciones, asignación de contratos, cuenta con decreto de asignación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en favor de la empresa de participación estatal mayoritaria denominada Fonatur Tren Maya SA de CV, para construir, operar y explotar la vía general de comunicación ferroviaria denominada Tren Maya, la prestación del servicio público de transporte ferroviario de carga y de pasajeros que, por lo demás, le otorga un año para que presente el proyecto ejecutivo ( DOF, 21/4/20). Es decir, se reconoce que aún no lo tiene y, por tanto, la consulta indígena no contó con información previa sobre el proyecto que dicen aprobó. En ese desorden de fases, también falta la aprobación de la manifestación de impacto ambiental (MIA) de acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección del Ambiente (Lgeepa) y cuyo proyecto se presentó el pasado 16 de junio.

A propósito, entre otras, de las observaciones a la MIA que presentamos 85 científicos y académicos de 15 países, en un amplio análisis riguroso destaca que la propia MIA reconoce un aspecto central: El nivel de peligro por karsticidad en la península de Yucatán es en general muy alto, dado que se encuentra sobre una plataforma carbonatada que por su naturaleza es susceptible a la disolución. El peligro es de nivel 3-4 [alto-severo]; esto se debe a que es un alineamiento paralelo a la traza del cráter de Chicxulub [y] por la densidad de cenotes incrementa su nivel considerablemente (MIA-R, 2020, cap. IV, p. 79).

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