BAJO LA LUPA | Prisión y pandemia: la libertad, según los presos indígenas de Chiapas, por Al-Dabi Olvera

 

Así, la cárcel parecería, hoy más que nunca, lugar para que mueran quienes sobran. El Cerss 5 tiene 90 por ciento de su población indígena: 298 hombres y 24 mujeres. Las organizaciones estiman que allí hay más de 100 contagios. En este contexto, Patishtán exige al gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, que atienda a los Solidarios de la Voz del Amate en algún hospital fuera del penal y que después sean amnistiados.

Sin embargo, para nada es lo mismo el confinamiento en un hogar de Estados Unidos que el de los presos indígenas de Chiapas. Con todo, desde sus plantones y campamentos, los presos organizados dan una lección sobre el ejercicio de la libertad. Para resistir, Patishtán daba clases de español a los presos, les indicaba cómo leer un documento o escribir un comunicado. También, en colectivo, los presos se convertían en doctores y hasta sicólogos: todavía hoy están organizados con autonomía y lo demuestra su capacidad de alzar la voz e irse a huelga de hambre. Patishtán dijo cuando salió de su cautiverio: Yo siempre me sentí libre. En tiempos de coronavirus, podríamos conservar esta frase como horizonte, y ayudar a propagar la voz de los tzotziles que resisten al coronavirus en prisión.

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