Bajo la lupa, La edición de hoy — octubre 10, 2016 at 8:20 am

Los talibanes indígenas y el despojo capitalista/ Francisco López Bárcenas en La Jornada

¡Ahí está el detalle!

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En México la descalificación de los opositores ha venido tanto de las instituciones gubernamentales como de los representantes de esas compañías, pero en los meses recientes quienes han arreciado la campaña son personas ligadas a las firmas interesadas en la generación de energía eléctrica en sus modalidades hidráulica, eólica y solar. En julio pasado la prensa dio cuenta de las quejas de Jacobo Mekler, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Hidroeléctrica (Amexhidro), por los amparos que diversas comunidades, ubicadas donde se instalaron o pretendían instalar los parques eólicos, tramitaron por violación a la normatividad ambiental y de consulta a los pueblos indígenas; Adrián Escofet, ex presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica, fue más allá al afirmar que quienes se amparaban no eran las comunidades afectadas, sino personas ajenas a ellas.

Pero la reacción peligrosa ha sido la que en días pasados emitió Héctor Garza, socio del despacho Rich Muller y miembro de la Academia Mexicana de Derecho Energético (AMDE), quien se refirió a la oposición social a los proyectos de generación de energía eléctrica como amenaza que busca frenarlos. Ya recibimos amenazas formales de las ONG de que lo van a hacer. Son talibanes del medio ambiente y talibanes del derecho indígena, que están entorpeciendo los proyectos del país, indicó, según publicó el 3 de octubre el diario El Financiero.

La declaración es peligrosa porque, en el ambiente de violencia que permea en el país, exhibe a las organizaciones defensoras de los derechos humanos como asociaciones violentas cuyo fin principal es detener el avance de los megaproyectos, cuando en realidad su oposición es a que lo hagan violentando los derechos de los pueblos y comunidades que habitan donde se instalan o piensan instalar, la mayoría de ellos indígenas, con lo cual ponen en peligro su seguridad. Además de esto, como los mismos empresarios reconocen, la oposición se lleva a cabo usando los instrumentos que las leyes determinan para hacerlo. ¿Dónde, entonces, están los talibanes?

*Lee el artículo completo en La Jornada