Bajo la lupa, La edición de hoy — agosto 30, 2016 at 8:20 am

Arrodillarse ante el rey/ Lucía Melgar en El Economista

¡Ahí está el detalle!

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¿Qué significa acudir ante la máxima autoridad encargada de velar por la seguridad ciudadana y la preservación del orden en el país? ¿Qué implica, específicamente, arrodillarse por desesperación y suplicar?

En la República democrática, donde la soberanía reside en el pueblo y rige la igualdad ante la ley, la humillación ante la autoridad es una contradicción. ?El gobierno y los “representantes del pueblo”, quienes ejercen el poder por delegación?temporal de los ciudadanos, ?tienen la obligación de cumplir?y hacer cumplir la ley para?todos y todas, sin necesidad de súplicas, y sin privilegios. Por ello, cuando quien busca ?justicia se ve orillada a rogar,?es evidente que el sistema? encargado de impartirla no funciona.

Si en vez de descalificar a las víctimas, aunque resulten incómodas, las autoridades reflexionaran acerca del sentido de ?estas manifestaciones, y analizaran las muchas acciones?ciudadanas que exponen la ruptura de la “normalidad” a lo ?largo y ancho del país, tal vez captarían la profundidad del abismo de ineficiencia y corrupción en que se ahoga la esperanza de justicia de millones de mexicanos. (El Economista)