Alicia Martínez comenzó con la procesión diaria de las madres de desaparecidos en Veracruz, desde el 7 de diciembre de 2015, cuando su hijo Carlos, de 20 años, no volvió a casa de su padre. “Hay noticias de mi hijo”, preguntaba desde entonces, pero la respuesta de las autoridades era la misma: “No, señora. Pero seguimos trabajando”. La madre se sometió de inmediato a una prueba de ADN para que buscaran entre los cadáveres, sin embargo fue hasta seis meses después de su desaparición que Alicia descubrió que esa prueba nunca fue incluida a la carpeta de investigación.
“¿Entonces cómo habían buscado a mi hijo?”, recrimina la mujer a quien el pasado 15 de junio le notificaron que las características de un joven asesinado en enero de 2016, se asemejaba con Carlitos, y que ya estaba sepultado en la fosa común del panteón de Palo Verde. Ahora, la madre está a la espera de una audiencia con una juez para una segunda prueba de ADN y finalmente poder despedirse de él. (Sin Embargo)